Dave tenía un empleo bien remunerado, un bonito apartamento y muchos amigos con los que le gustaba divertirse. “Un día —relata— caminaba hacia casa tarde en la noche después de salir de una fiesta, cuando me puse a reflexionar: ‘¿Es esto todo? ¿Habrá algo más que simplemente vivir unos cuantos años y después morir?’. En aquel momento me asusté de la vida tan vacía que llevaba.”
Quizás no todos nos habremos planteado esas preguntas, por el ritmo de vida que se lleva quizás, pero cuanto tardaremos en plantearnos esas interrogantes, nos pasara como a Dave?, bueno en todo caso sea que nos las planteemos ahora un o en el futuro, estas respuestas si existen y están a nuestro alcancé ;-)
Ya otros han pensado en lo mismo:
La Biblia nos ofrece ejemplos de personas que se plantearon la razón de su existencia
El profeta Elías. Creyendo que era el único adorador de Dios que quedaba vivo, exclamó: “¡Basta! Ahora, oh Jehová, quítame el alma, porque no soy mejor que mis antepasados” (1 Reyes 19:4). Tales sentimientos son muy frecuentes. De hecho, la Biblia presenta a Elías como un “hombre de sentimientos semejantes a los nuestros” (Santiago 5:17).
Saciemos nuestra necesidad espiritual
Refiriéndose al modo como Dios nos creó, la Biblia asegura que él “puso también la eternidad en la mente del hombre” (Eclesiastés 3:11, Magaña). Tenemos el deseo innato de vivir, no de morir. Innato es también el deseo de saber cuál es el sentido de la existencia y de hallar respuestas a nuestras preguntas.
En efecto, el ansia de saber es propia de la naturaleza humana.
¿Verdad que sería lógico acudir al Autor de los milagros de la creación para saciar nuestra necesidad espiritual? Eso fue lo que aconsejó Jesucristo, quien sabía que únicamente la Fuente de la vida, nuestro Creador, puede hacerlo (Salmo 36:5, 9; Mateo 5:3, 6).
Una vida con sentido
Muchos han decubierto que honrar a Dios obedeciendo sus leyes le da sentido y dirección a su vida.
Dave, a quien nos referimos al inicio del artículo , es uno de los que ha saciado su hambre espiritual y ha resuelto sus interrogantes sobre el sentido de la vida. “Mirando atrás —relata—, veo que mi vida antes de conocer el propósito de Dios era un cúmulo de vanos esfuerzos. Aunque en aquel momento no lo sabía, el vacío que sentía era en realidad una necesidad espiritual insatisfecha. Ya no he vuelto a sentirme así. Ahora sé por qué existo y cómo debo vivir la vida.”
""Mientras esperamos el tiempo en que se reciba la totalidad de los beneficios derivados del rescate, los cuales nos permitirán gozar de perfección en un nuevo mundo de justicia, debemos tomar medidas urgentes para satisfacer el anhelo espiritual que Dios ha implantado en cada ser humano""".